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La difícil relación de las ‘tech’ y las ‘telecos’: ¿es compatible financiar las redes e innovar juntas?

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El Mobile World Congress (MWC) bajó la persiana este jueves con más dudas que certezas respecto del futuro de la relación de las grandes tecnológicas con telecos. Una feria en la que intentaron acercar posturas en torno a dos ejes fundamentales: el pago por el uso de las redes físicas y la colaboración de los gigantes estadounidenses con el desarrollo de aplicaciones gracias a estas mismas infraestructuras. Pero en la que no se terminaron de definir las bases de esta nueva era, en la que no está asegurada la completa colaboración de los Google, Meta o Netflix.

Todas las fuentes con las que charló THE OBJECTIVE durante los cuatro días de este MWC advierten de que estamos ante el comienzo de una nueva era con muchas interrogantes y en la que queda demasiado camino por recorrer para lograr el equilibrio entre colaboración e innovación conjunta entre telecos y tecnológicas y que, a su vez, estas últimas colaboren en la financiación de las redes e infraestructuras del futuro. Un encaje de bolillos que en este momento se antoja imposible de alcanzar.

Un MWC de Barcelona que realmente comenzó la semana pasada con el lanzamiento de una consulta pública de la Comisión Europea para definir de qué manera pueden colaborar las big tech estadounidenses en el despliegue del 5G y la fibra óptica. El comisario de mercado interior, Thierry Breton -expresidente de Orange-, hizo caso a las demandas históricas de las operadoras de telecomunicaciones como la propia francesa, pero también de otras compañías europeas como Telefónica, Vodafone, Deutsche Telekom o TIM.

GSMA Open Gateway

Una consulta que de entrada no establece que las grandes tecnológicas tienen que pagar por sus las redes, sino que se quiere establecer la forma en la que puedan colaborar en el desarrollo de las mismas. Una posición que comparte Bruselas y también el Gobierno español, como quedó meridianamente claro en la intervención de la vicepresidenta primera Nadia Calviño, durante este Mobile World Congress. Las big tech deben contribuir, ahora hay que definir cómo tienen que hacerlo.

No obstante, las operadoras de telecomunicaciones bajaron su nivel de agresividad durante la feria celebrada en Barcelona. Con la consulta ya aprobada, dieron un paso atrás en la lucha con las tecnológicas y suavizaron el discurso. El propio presidente de la GSMA, la patronal de las operadoras (y presidente de Telefónica), José María Álvarez-Pallete realizó un discurso inaugural en el que tendió la mano a las tech para colaborar en el GSMA Open Gateway, el nuevo ecosistema digital abierto presentado para dar acceso universal a las redes de los operadores para los desarrolladores.

El objetivo es crear un marco nuevo de interfaces programables de aplicaciones (API) de red universal, diseñado para brindar acceso universal a las redes de los operadores para los desarrolladores. Se trata de poner las redes de las operadoras al servicio de todo el mundo digital para que tengan una puerta única de entrada a las infraestructuras y puedan desarrollar sus iniciativas compatibles en cualquier parte del mundo y con cualquier proveedor al mismo tiempo. 21 operadoras firmaron la iniciativa que las telecos ven como la gran forma de consolidar su colaboración en innovación con las grandes tecnológicas.

Microsoft y Amazon y las ‘telecos’

El propio Pallete –que un año antes había sido muy duro en la necesidad de que las tech pagasen por usar las redes– rebajó el discurso, volviendo a recordar sus históricas demandas, pero abriendo la puerta a esta nueva era de cooperación entre los dos mundos. Una colaboración en la que llevan meses trabajando, pero que -al menos en el Mobile World Congress- solo han acogido Microsoft y Amazon que accedieron a participar en la presentación de la iniciativa.

¿Pero son compatibles estos dos caminos? Las operadoras de telecomunicaciones están convencidas de que sí es posible y así lo señala un alto directivo de una de estas compañías a este diario. «Se puede pagar por las redes y trabajar juntos en desarrollos e innovación. Esto último lo hemos venido haciendo hasta ahora y creemos que son dos caminos se conectan y que deben desembocar en un nuevo ecosistema en el que todos saquemos beneficios del despliegue de las redes del futuro». Una postura compartida por la Comisión Europea y el Gobierno de España.

Sin embargo, si la pregunta se hace a las tecnológicas la respuesta es radicalmente distinta. Niegan la mayor e indican que ya invierten en infraestructuras en la nube, las que precisamente ayudan a desatascar el aumento del tráfico de las redes. Empresas como Google o Meta llevan años colaborando en desarrollos, pero muchas de ellas creen que intensificar la colaboración con las operadoras en futuros desarrollos debe hacerse en un marco distinto y separado del debate del pago de las redes, algo a lo que se oponen rotundamente.

Google, Meta y Netflix

Google, Meta y Netflix son las empresas que consumen casi el 60% del tráfico generado, según las estadísticas que manejan las operadoras de telecomunicaciones, y coincidentemente ninguna de las tres ha confirmado, ni se ha pronunciado, respecto de la colaboración en el GSMA Open Gateway, como sí hicieron Amazon Web Services y Microsoft. Por el contrario, muchas de estas tecnológicas no están dispuestas a pagar por las redes y han advertido que el coste de una hipotética tasa tendría que trasladarse al usuario.

¿Qué pasará en el mediano plazo? El objetivo de la Comisión Europa es tener cuanto antes el nuevo marco regulatorio, incluso antes de final de año. Es decir, que tanto los reguladores como las telecos, tienen menos de un año para intentar acercar posturas. Este diario ha sabido además que los dos sectores llevan meses entablando conversaciones al respecto, que se han hecho pequeños avances, pero no sobre el fondo de la cuestión.

El futuro de la consulta

Con todo, las fuentes consultadas por este diario -en los dos sectores- advierten que lo más probable es que la solución final de Bruselas sea mucho menos pro-telecos que lo que hasta ahora ha señalado Bretón, básicamente porque no hay coincidencia en todos los países comunitarios respecto de esta eventual tasa.

Este acuerdo de mínimos supondría establecer un mecanismo que obligue a las dos partes a sentarse (país por país) a negociar y a definir en qué puntos se puede colaborar y cómo las big tech pueden contribuir en el desarrollo y la financiación de las redes, algo que no necesariamente debe ser una tasa fija sino que puede abordar contraprestaciones de otro tipo.

La clave para el sector de las telecomunicaciones está en el establecimiento de la figura de un arbitraje independiente que pueda definir estas eventuales compensaciones si es que finalmente las telecos y las tecnológicas no llegan a un acuerdo. Una manera de no dilatar la situación y ser fieles al mandato de la consulta que debería convertirse en reglamento antes de finalizar el año. Sin duda, un largo camino llamado a definir el futuro más inmediato de la transformación digital en Europa y en el mundo y que, hoy por hoy, no está nada claro.


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